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ANTROPOLOGIA
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EL LIBRO 'PERSONA Y ACCION'
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EL LIBRO 'PERSONA Y ACCION'
El libro 'Persona y Acción' es una obra de «antropología filosófica». O sea, no es una obra perteneciente al campo de las ciencias naturales, sino al orden filosófico. Como tal, está condicionada por el carácter «existencial» que le asigna Wojtyla, que la define como «filosofía práctica», aunque, como tal, desde el punto de vista de los principios, siempre depende de la «metafísica», la cumbre del saber especulativo.
De modo que, en su libro 'Persona y Acción', Wojtyla está bastante lejos de proponer una argumentación de carácter teórico destinada a armonizar o contraponer concepciones filosóficas especulativas opuestas. Su propósito de «orden práctico», centrado en el «actuar», es ciertamente armónico con la filosofía práctica por excelencia: la «ética» o filosofía del «obrar humano».
¿Dónde definió Wojtyla, directa y específicamente, los «criterios fundamentales» de ésta, su obra principal?
Lo hizo, como correspondía, al presentarla como la primera traducción de todas sus obras, en el «Prefacio» de la traducción al inglés, 'The Acting Person', publicada cuando ya era Papa Juan Pablo II, a comienzos de 1979.
En todo caso, resulta bastante sorprendente comprobar — en los numerosos análisis e interpretaciones del pensamiento de Wojtyla — la ausencia de referencias de fondo al contenido de este texto, no obstante que, en él, es el propio Cardenal Wojtyla quien presenta algunos de los criterios fundamentales que definen el sentido filosófico de su libro 'Persona y Acción'.
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CRITERIOS FUNDAMENTALES DE 'PERSONA Y ACCION':
PRIMERO, EL CRITERIO PRACTICO
El primero de esos criterios deriva de su desacuerdo con la tendencia de la filosofía moderna "a reflexionar a propósito de teorías sobre teorías", desentendiéndose de la realidad objetiva, lo que lo lleva a afirmar, en cambio, su propósito de fundar su estudio en la realidad «existencial» del hombre.
"El presente trabajo no puede ser visto sino como un esfuerzo personal del autor para desentrañar las complejidades del estado crucial de la situación actual y aclarar los elementos básicos de los problemas que plantea. En efecto, he tratado de hacer frente a los principales problemas concernientes a la vida, la naturaleza y la existencia del ser humano – con sus limitaciones, así como con sus privilegios –, directamente como se presentan al hombre en su lucha por sobrevivir, mientras mantiene la dignidad del ser humano: el hombre, que se propone metas y se esfuerza por cumplirlas, y que está desgarrado entre su condición muy limitada y sus más altas aspiraciones de alcanzar la libertad.
"Estas luchas del ser humano se reflejan en las luchas del propio autor, que ha intentado en el presente trabajo desentrañar el aparato subyacente de las actividades del hombre, que pueden conducir a sus victorias o sus derrotas; sólo como tal debe ser visto este libro. Pueda ser que contribuya a desenredar los temas conflictivos que enfrenta el hombre, que son cruciales para la propia aclaración de su existencia y para la dirección de su conducta."
Cabe señalar que en tal perspectiva «práctica» es perfectamente posible compaginar aspectos específicos derivados de visiones teóricas contrapuestas, en la medida que reflejen efectivamente la «realidad» objetiva y concreta del ser humano, en atención que todas las filosofías, por erróneas que sean, siempre contienen, en mayor o menor medida, aspectos verdaderos. La aceptación de la objetividad de tal hecho es, justamente, una de las características más destacadas del «tomismo existencial» de Wojtyla.
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EL CRITERIO ANTI-CARTESIANO
El segundo criterio, complementario del anterior, incide directamente en el plano especulativo. En él, Wojtyla presenta su desacuerdo fundamental con la filosofía post-cartesiana.
"Nuestro enfoque va en contra de otra de las tendencias de la filosofía moderna. Desde Descartes, el conocimiento sobre el hombre y su mundo se ha identificado con la «función cognitiva» – como si sólo en la cognición, y en especial a través del conocimiento de sí mismo, el hombre pudiera manifestar su naturaleza y sus prerrogativas. Y, sin embargo, en la realidad, ¿se revela el hombre en el «pensamiento» o, más bien, en el ejercicio actual de su «existencia»? ¿En observar, interpretar, especular o razonar o en la confrontación consigo mismo, cuando tiene que tomar una postura activa en las cuestiones que requieren decisiones vitales que tienen consecuencias y repercusiones vitales?
"De hecho, es en la «reversión» de la actitud post-cartesiana hacia el hombre que emprendemos nuestro estudio: aproximándonos a él a través de acción."
Este rechazo a la filosofía post-cartesiana – que ciertamente incluye la concepción fenomenológica de Husserl y sus discípulos –, prácticamente no deja espacio para argumentar con certeza que Wojtyla haya sido fenomenólogo. Que reconozca el valor de un aspecto práctico, metodológico, de la fenomenología, es cosa muy distinta que atribuirle haber aceptado razonar excluyendo la realidad («epoché»).
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EL CRITERIO DE UNIDAD DEL HOMBRE
El tercer criterio rector del libro 'Persona y Acción' — su dinámica en procura de «la unidad del ser humano» — Wojtyla lo presenta como sigue:
"De hecho, a pesar de los esfuerzos fundamentalmente schelerianos, y en general fenomenológicos, conducentes a la cognición del hombre, esta unidad, su base, así como su manifestación primordial, todavía están ausentes en la concepción filosófica actual del hombre —, mientras que en el pensamiento «tradicional aristotélico» era la propia concepción del «actus humanum», la que fue vista como la manifestación de la «unidad del hombre», así como su fuente. Parece, pues, que, al introducir aquí la aproximación al hombre a través de la acción, podremos alcanzar los conocimientos necesarios de la «unidad» del ser humano.
"La expresión «actus humanus» supone una interpretación de la acción, como actividad consciente, estrechamente ligada con la «filosofía del ser». Esta interpretación, a su modo, es excelente. Abarca la totalidad de los hechos experimentales y capta los aspectos esenciales que hay en ellos con la mayor profundidad posible. En cierto sentido, no existe ninguna otra concepción más adecuada para captar tanto su carácter esencialmente dinámico, como su conexión con el hombre en cuanto es persona. Incluso puede que parezca que todos los intentos de tratar este asunto que desearan penetrar plenamente en sus componentes esenciales y en sus nexos constitutivos, debieran incluir de algún modo el contenido filosófico que contienen dentro de sí los términos «actus humanus» y «actus voiuntarius».
Aquí se puede apreciar que el trabajo de Wojtyla en 'Persona y Acción', «supone» en toda su extensión el concepto aristotélico de «actus humanum».
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EL CRITERIO EXISTENCIAL: «OPERARI SEQUITUR ESSE»
El último criterio rector del libro 'Persona y Acción' fue presentado por Wojtyla en su ensayo "Persona: Sujeto y Comunidad', de 1976 — destinado a explicar y desarrollar la presentación hecha al respecto en 'Persona y Acción' —, como sigue:
"En su concepción básica, la totalidad del libro 'Persona y Acción' está enraizada en la premisa de que «operari sequitur esse»: el «acto de existencia personal» tiene su consecuencia directa en la actividad de la persona (o sea, en la acción)."
He aquí la introducción al tema presentada en 'Persona y Acción'.
"Entre «existir» y «actuar» hay un estrecho vínculo que constituye el tema de uno de los más básicos principios de la comprensión del hombre. El Filósofo lo expresó en la siguiente frase: «operari sequitur esse», que podríamos expresar quizá del siguiente modo: algo debe primero existir para que después pueda actuar. El «esse» – existencia – se encuentra en el origen de la acción y se encuentra también en el origen de todo aquello que pueda suceder en el hombre; se encuentra en el inicio de cualquier dinamismo humano.
"Penetremos más profundamente en el contenido de esta expresión. Pone de manifiesto ante todo un contenido «existencial», al afirmar que para actuar antes hay que existir. Expresa también que la acción, en cuanto tal, es distinta de la existencia, en cuanto tal, no se identifica con ella ni constituye sólo una continuación homogénea suya, algo así como su prolongación. Las dos totalidades: «el hombre existe» y «el hombre actúa» se diferencian entre sí realmente, aunque sea el mismo hombre quien exista y quien actúe. La existencia de la acción depende de la existencia del hombre; precisamente aquí se esconde el elemento básico de la «causalidad» y de la «causación».
Así, pues, no puede caber duda alguna que en 'Persona y Acción' no existe ningún planteamiento de Wojtyla que justifique dudar de su fundamento tomista de su personalismo centrado en la persona real y concreta, existente y actuante.
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DOCUMENTACION
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