(Prefacio del Cardenal Karol Wojtyla a la traducción inglesa,
'The Acting Person', del original polaco 'Osoba i Czyn' ['Persona y Acción'])
Ahora que este trabajo va a salir del reducido número de lectores a que ha estado limitado por el idioma original de composición, me gustaría escribir el prólogo con varias observaciones introductorias.
En primer lugar, aunque pudiera parecer audaz en el día de hoy – en el que el pensamiento filosófico no sólo se nutre y basa en la historia, sino en el que "filosofar" a menudo significa reflexionar a propósito de teorías sobre teorías –, el presente trabajo no puede ser visto de otra manera que como un esfuerzo personal del autor para desentrañar las complejidades del estado crucial de la situación actual y aclarar los elementos básicos de los problemas que plantea. En efecto, he tratado de hacer frente a los principales problemas concernientes a la vida, la naturaleza y la existencia del ser humano – con sus limitaciones, así como con sus privilegios –, directamente como se presentan al hombre en su lucha por sobrevivir, mientras mantiene la dignidad del ser humano: el hombre, que se propone metas y se esfuerza por cumplirlas, y que está desgarrado entre su condición muy limitada y sus más altas aspiraciones de alcanzar la libertad.
Estas luchas del ser humano se reflejan en las luchas del propio autor, que ha intentado en el presente trabajo desentrañar el aparato subyacente de las actividades del hombre, que pueden conducir a sus victorias o sus derrotas; sólo como tal debe ser visto este libro. Pueda ser que contribuya a desenredar los temas conflictivos que enfrenta el hombre, que son cruciales para la propia aclaración de su existencia y para la dirección de su conducta.
Nuestro enfoque va también en contra de otra de las tendencias de la filosofía moderna. Desde Descartes, el conocimiento sobre el hombre y su mundo se ha identificado con la función cognitiva – como si sólo en la cognición, y en especial a través del conocimiento de sí mismo, el hombre pudiera manifestar su naturaleza y sus prerrogativas. Y, sin embargo, en la realidad, ¿se revela el hombre en el pensamiento o, más bien, en el ejercicio actual de su existencia? ¿en observar, interpretar, especular o razonar (que son cambiantes, incluso flexibles, en la medida en que son actos y, con frecuencia, inútiles cuando son confrontados con los hechos de la realidad) o en la confrontación consigo mismo, cuando tiene que tomar una postura activa en las cuestiones que requieren decisiones vitales que tienen consecuencias y repercusiones vitales? De hecho, es en la reversión de la actitud post-cartesiana hacia el hombre que emprendemos nuestro estudio: aproximándonos a él a través de acción.
Teniendo en cuenta la enorme difusión de los problemas que enfrenta el filósofo que busca un nuevo enfoque para el ser humano y que intenta aplicarlo, es natural que nuestro trabajo sea en este momento más bien incompleto. Somos perfectamente conscientes de la literatura pasada y presente que comparte este enfoque, pero nos ha parecido imprescindible llevarlo a cabo a nuestra propia manera.
Concedida la familiaridad del autor con el pensamiento aristotélico tradicional, es, sin embargo, la obra de Max Scheler, la que ha sido de gran influencia en su reflexión. En mi concepción global de la persona prevista a través de los mecanismos de sus sistemas operativos y sus variaciones, tal como se presenta aquí, de hecho puede ser consultado el fundamento 'scheleriano' estudiado en mi trabajos precedentes.
En primer lugar, es la teoría del valor de Scheler la que está en cuestión. Sin embargo, en nuestros días, cuando la diferenciación de las cuestiones relacionadas con el hombre ha llegado a su cúspide – introduciendo las divisiones más artificiales en el corazón de los problemas – es la unidad del ser humano la que parece imprescindible investigar. De hecho, a pesar de los esfuerzos fundamentalmente schelerianos, y en general fenomenológicos, conducentes a la cognición del hombre, esta unidad, su base, así como su manifestación primordial, todavía están ausentes en la concepción filosófica actual del hombre –, mientras que en el pensamiento tradicional aristotélico era la propia concepción del "acto humano", la que fue vista como la manifestación de la unidad del hombre, así como su fuente. Parece, pues, que, al introducir aquí la aproximación al hombre a través de la acción, podremos alcanzar los conocimientos necesarios de la unidad del ser humano. Y ciertamente no es necesario hacer hincapié en la importancia de una investigación sobre los factores de unificación del hombre en el panorama actual sobre la vida, la cordura, la cultura y sus perspectivas.
Un punto más debe mencionarse. En el lapso de tiempo entre su primera aparición en la lengua polaca y la versión actual de este trabajo, no sólo la participación del autor en la vida filosófica, sino también una numerosa serie de discusiones filosóficas han contribuido a una mayor precisión en muchos puntos. Hubo primero discusiones con una serie de filósofos polacos (publicadas en Analecta Cracoviensia 1973-1974). Sin embargo, aquellas con la profesora Anna-Teresa Tymieniecka, de Boston, fueron los más importantes para la presente publicación. Han contribuido al esclarecimiento de numerosos conceptos y por consiguiente a una presentación mejorada. La profesora A.-T. Tymieniecka, después de haber dado su consentimiento para convertirse en la editora filosófica de este trabajo, ha propuesto algunos cambios que se han incorporado a la versión definitiva con la plena aprobación del autor. El autor también se congratula de que esta versión definitiva de su libro aparezca en la distinguida Serie Analecta Husserliana.
Y por último, pero no menos importante, me gustaría dar las gracias al traductor, el Sr. Andrew Potocki, quien ha intentado de la manera más experta y con gran devoción y atención traducir el bastante difícil texto polaco al idioma inglés.
CARDENAL KAROL WOJTYLA
* Transcrito y traducido del inglés por Angel C. Correa del libro, 'The Acting Person',
publicado por la editorial D. Riedel Publishing Company en 1979