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TOMISMO
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LA INCOMPATIBILIDAD TOMISMO-FENOMENOLOGIA
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ORIGENES DEL DEBATE TOMISMO-FENOMENOLOGIA
RESPECTO DE KAROL WOJTYLA
Sin lugar a dudas, la perspectiva ética del filósofo fenomenólogo alemán, Max Scheler (1874-1928), tuvo una gran influencia en la reflexión filosófica de Karol Wojtyla, como él mismo lo reconoció reiteradamente.
Lamentablemente, de este reconocimiento se derivan a veces conclusiones sorprendentes, como, por ejemplo, que el interés de Wojtyla por Scheler lo condujo a "descubrir la fenomenología", lo que lo habría llevado a concebir un personalismo fenomenológico, opuesto o, al menos, integrado con su concepción tomista.
Durante la formación filosófica de Wojtyla, a fines de la primera mitaf del siglo XX, la fenomenología y el existencialismo estaban en la cumbre como modas filosóficas, lo que ciertamente implica que constituían un centro de atención principal en la enseñanza del tomismo — conforme a la tradición aristotélica, adoptada por Santo Tomás, de analizar el «realismo filosófico» en el contexto de todas las «disputas filosófica» —. De allí que sea de la naturaleza del tomismo y de ser tomista, conocer a fondo las filosofías que los confrontan.
Así, pues, como Wojtyla conocía la fenomenología en virtud de su formación básica como seminarista y de su doctorado en el Angélicum, no tuvo problemas para juzgar el sistema de Scheler sin vacilaciones:
• lo «rechazó» por sus premisas fenomenológicas que niegan la «causalidad eficiente» de la persona como autor del bien y el mal de sus actos y,
• acto seguido, «aceptó» su valor metodológico como "auxiliar" en estudio científico de la ética cristiana.
En otras palabras, se trató de una aceptación «práctica», no «de principios».
Esa es una visión que Wojtyla «nunca modificó» en ninguna de sus obras ni en el curso de su vida como filósofo y, obviamente, menos como Papa.
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WOJTYLA NO ACEPTA LA FENOMENOLOGIA
COMO CONCEPCION FILOSOFICA
En uno de sus últimos ensayos filosóficos, 'Persona: Sujeto y Comunidad', de 1976, Wojtyla describió con precisión absoluta el verdadero sentido de su adopción del método fenomenológico de Scheler.
"Después de Descartes, el aspecto de la «conciencia» asumió eventualmente una especie de «absolutización», que en la época contemporánea entró en la fenomenología a través de Husserl. El «ser» se constituye en y de alguna manera a través de la conciencia. La realidad de la persona, sin embargo, exige la restauración de la noción de «ser consciente», un ser que no esté constituido por o a través de la conciencia, sino que más bien constituye de alguna manera la conciencia.
"La conciencia no es un «sujeto independiente», aunque por medio de una cierta abstracción, o más bien de una «exclusión» – que en la terminología husserliana se llama «epoché» –, la conciencia puede ser tratada como si fuera un sujeto. Esta forma de tratamiento de la conciencia es la base de toda la «filosofía trascendental», que investiga los actos de cognición como actos intencionales de la conciencia, dirigidos hacia contenidos no subjetivos, sino a contenidos objetivos disponibles (fenómenos).
"En tanto este tipo de análisis de la conciencia conserva el carácter de un «método cognitivo», puede y tiene excelentes frutos. Sin embargo, debido a que este método se basa en excluir de la conciencia («epoché») la realidad, el ser realmente existente, no puede ser considerado como una filosofía de esa realidad y, ciertamente, no puede considerarse como una filosofía del ser humano, del ser humano persona."
A todo lo cual agrega de inmediato lo siguiente:
"Al mismo tiempo, sin embargo, no puede haber ninguna duda de que este método debe ser utilizado ampliamente en la filosofía del ser humano."
¿Qué significa esto?
Significa, simplemente, que la aceptación del método fenomenológico no importa en caso alguno la aceptación de la fenomenología como concepción filosófica. El método, como tal, sólo es aceptable como un «instrumento cognitivo» más, al servicio de la reflexion filosófica realista.
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«EL ERROR FATAL DEL FENOMENOLOGO»
Las interpretaciones «tomista» y «fenomenológica» del pensamiento de Wojtyla se centran principalmente en el libro 'Persona y Acción' de 1969, porque allí presentó en forma completa su visión antropológica que, junto a si visión ética, constituye la base de su concepción «personalista».
¿Cuál es el «punto clave» que es preciso dilucidar para entender debidamente la significación y magnitud del problema? O, si se quiere, ¿cuál es el «grado de aceptación» de Wojtyla de la perspectiva de Max Scheler?
En numerosas obras previas y posteriores a 'Persona y Acción', Wojtyla analiza en profundidad el pensamiento de Scheler, tanto en sus aspectos «positivos» (específicamente, su original aplicación del «método fenomenológico» al conocimiento de la «experiencia subjetiva» de la persona), como «negativos» (principalmente, su rechazo, tanto de la «eficacia» personal, es decir, del poder de la persona de ser la «causa eficiente» de sus actos, así como del carácter «normativo» de la ética, ambos determinantes de la responsabilidad personal sobre el bien y el mal de tales actos).
He aquí una cita extractada del ensayo de Wojtyla 'El Problema de la Separación de la Experiencia del Acto Etico', de 1957, que resume precisamente el «punto clave» del problema.
"Debo admitir que el cuadro de la vida ética pintado por Scheler, usando su método fenomenológico, es muy «sugestivo» y en varios puntos está hermosamente de acuerdo con lo que conocemos a través de nuestra experiencia interior. Sin embargo, la sugestividad de este cuadro no lo hace inmune al criticismo.
"Según Scheler, el «querer» — o «acto de voluntad», si se prefiere usar una terminología no fenomenológica —, no es la estructura vertebral de la experiencia ética. El querer, como tal, no tiene valor ético. Así, aunque el valor ético emerge solamente «con ocasión» del querer, no emerge del querer, sino de la emoción. En tal caso, sin embargo, la persona no realiza valores éticos, el bien y el mal, los valores que pertenecen más íntimamente a la persona.
"Aquí estamos en presencia del «ERROR FATAL DEL FENOMENOLOGO». Scheler falla en percibir la verdad más básica y elemental, esto es, que el único valor que puede ser llamado «valor ético» es un valor del que la persona que actúa es su «CAUSA EFICIENTE»."
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LA «CAUSALIDAD» DE LA PERSONA
De todo lo dicho hasta aquí ¿qué ha cambiado en el pensamiento de Wojtyla, desde las conclusiones de su tesis de habilitación, 'Evaluación de la Posibilidad de construir la Etica Cristiana sobre el sistema de Max Scheler', de 1953? NADA, como se puede apreciar al releer las conclusiones de dicha tesis.
"Tesis l. El sistema ético de Max Scheler resulta fundamentalmente inadecuado para la formulación científica de la ética cristiana. A causa de sus premisas fenomenológicas y emocionalistas, no se adecua suficientemente a una plena ilustración y comprensión científica de aquel contenido.
"Estas premisas, no permiten a Scheler captar ni objetivar la relación causal de la persona con respecto a los valores éticos. No sabemos ni podemos afirmar nada sobre el modo en que los actos proceden causalmente de la persona. Con mayor motivo, no podemos decir nada sobre el modo en que los valores éticos, vinculados con estos actos, dependen de la causalidad de la persona.
"De este modo, la verdad fundamental de la Etica Cristiana, que proclama a la persona humana como «causa eficiente» del bien y del mal moral de sus actos, no puede ser captada ni objetivada mediante el sistema de Scheler.
"Al someter sus actos a la actividad normativa de la conciencia, la persona les imprime el sello de su acción causal. Scheler ha cancelado totalmente en su sistema el carácter normativo de los valores éticos, y así se comprende que los valores estén desligados de la actividad causal de la persona.
"Tesis II. Aunque el sistema ético creado por Scheler no se adecue fundamentalmente para interpretar la ética cristiana, sin embargo, puede servirnos como 'auxiliar' para un estudio científico sobre la ética cristiana. Concretamente, nos facilita el análisis de los «hechos éticos» en el plano fenomenológico y experimental.
"De este modo, gracias a la experiencia fenomenológica, captamos, según Scheler, el hecho ético como experiencia del valor, es decir, la experiencia vivida, que está orientada intencionalmente a los valores como a su propio contenido objetivo. Tal planteamiento de la cuestión es correcto.
"Con este método descubrimos el bien y el mal moral, vemos cómo éstos plasman las experiencias de la persona, mientras que, en cambio, no podemos definir «de ninguna manera» el «principio objetivo» por el que un acto de la persona es éticamente bueno y otro malo.
"Para fijar tal principio tenemos que abandonar el método fenomenológico."
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DOCUMENTACION
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