'UNA TERGIVERSACION GRAVE DEL PENSAMIENTO DE WOJTYLA' *

Angel C. Correa

(Abogado chileno, creador y editor del sitio web
'Karol Wojtyla, Filósofo Tomista'
www.karolwojtylafilosofo.com)


   En mi artículo 'La Antropología Integral de Karol Wojtyla' [1] presenté una descripción del libro polaco 'Osoba i czyn oraz inne studia antropologiczne' – 'Persona y Acción y otros Estudios Antropológicos' – de Karol Wojtyla, editado por cinco destacados filósofos y académicos polacos en 1994. En él se incluye la tercera edición de la obra 'Persona y Acción' acompañada por "otros estudios antropológicos", dedicados por Wojtyla a explicar, desarrollar y complementar dicha obra, durante su activa participación filosófica en la década previa a su elección papal en octubre de 1978.

   Allí quedó en evidencia que la traducción italiana 'Persona e atto' de 1999, dice "reproducir" la edición polaca de 1994, no obstante que excluye arbitrariamente los "otros estudios antropológicos" de Wojtyla, con la agravante de omitir dar a conocer ese cambio, como exigía la honestidad intelectual. A ello se agrega el hecho sorprendente de que uno de los autores de este proceder haya sido Tadeusz Styczen, miembro del grupo editor de la edición polaca de 1994.

   Ese hecho, a todas luces reprobable, es clara indicación del propósito de reducir la antropología de Wojtyla, no digamos a su obra principal 'Osoba i czyn' ('Persona y Acción'), sino, más específicamente, a su traducción italiana, 'Persona e atto', de 1999, en atención a que en ella se consuma un segundo propósito todavía más grave: la transformación radical del pensamiento de Karol Wojtyla mediante el intercambio de conceptos fundamentales de significación filosófica completamente opuesta.

   También dejé constancia de que, al menos en el medio de habla castellana, esa traducción italiana, no obstante la irregularidad de su génesis, fue aclamada como la más fiel expresión del pensamiento de Karol Wojtyla.

Los comienzos de Wojtyla

   Cuando en 1942, bajo la ocupación nazi, Karol Wojtyla decidió ingresar al Seminario (clandestino) de Cracovia, no lo hizo para ser filósofo, sino para ser sacerdote. Por ello, su formación fue principalmente teológica, es decir, fue educado en la ciencia dedicada al conocimiento de Dios. Sin embargo, como la teología procura alcanzar el entendimiento correcto de la revelación divina mediante el uso de la razón, su principal instrumento de trabajo es necesariamente la filosofía. ¿Qué filosofía? ¿Cualquier filosofía? Wojtyla lo explica como sigue:

   "La «teología especulativa», o ética teológica en sentido estricto es una interpretación de las escrituras y de la tradición en consonancia con el Magisterio de la Iglesia «por medio de un sistema filosófico particular». Un ejemplo de tal teología especulativa es la teología moral de Santo Tomás de Aquino, que es ampliamente conocida y utilizada tanto en su forma original, como en varios comentarios y libros de texto. Realmente éste es el único ejemplo de este tipo de teología. En efecto, en cuanto interpretación que arroja luz sobre los datos de la revelación, los que organiza perspicazmente por medio de categorías metafísicas, es una obra de proporciones monumentales – no simplemente sólo para su propio tiempo, sino también para nuestro tiempo." [2]

   Así, pues, al cabo de sus seis años de formación sacerdotal básica y doctoral, Karol Wojtyla inició a mediados de 1948 su labor pastoral en la parroquia rural Niegowici, a 45 kilómetros de Cracovia. Poco después, en marzo de 1949, fue trasladado a la parroquia San Florian, en Cracovia, donde recibió la misión trabajar con los estudiantes universitarios, muy numerosos en esa área. Allí, el padre Wojtyla inició una experiencia pastoral que lo marcaría por el resto de su vida.

   En 1951, después de la muerte del cardenal Stefan Sapieha, que había guiado al joven y prometedor seminarista y sacerdote, su sucesor, el Arzobispo Eugeniusz Baziak, le ordenó (tal vez por encargo del propio Sapieha) que se dedicase a la preparación de una 'tesis de habilitación' que le permitiría incorporarse a la vida académica. Para ello le concedió dos años libres de responsabilidades parroquiales.

   Sin muchos deseos de seguir ese camino, apasionado en su trabajo con los jóvenes, Wojtyla no tuvo más opción que cumplir la orden recibida.

La Tesis de Habilitación

   Wojtyla decidió preparar una tesis de orden teológico, a presentar en la facultad de Teología de la Universidad Jagelloniana y sobre el tema Max Scheler y la Etica Cristiana. La tituló 'Evaluación de la posibilidad de construir la Etica Cristiana sobre el sistema de Max Scheler' [3].

   He aquí las conclusiones a que llegó en ese trabajo.

"Tesis I. El sistema ético de Max Scheler resulta fundamentalmente inadecuado para la formulación científica de la ética cristiana… A causa de sus premisas fenomenológicas y emocionalistas, no se adecua suficientemente a una plena ilustración y comprensión científica de aquel contenido. Más en concreto: no sirve para su comprensión teológica, que resulta indispensable, puesto que se trata de «fuentes reveladas» que establecen un objeto de fe sobrenatural.

   "Dichas premisas no permiten a Scheler captar ni objetivar la relación «causal» de la persona con respecto a los valores éticos. No sabemos ni podemos afirmar nada sobre el modo en que los actos proceden «causalmente» de la persona. Con mayor motivo, no podemos decir nada sobre el modo en que los valores éticos, vinculados con estos actos, dependen de la «causalidad» de la persona. De este modo, la verdad fundamental de la ética cristiana, que proclama a la persona humana como «causa eficiente» del bien y del mal moral de sus actos, no puede ser captada ni objetivada mediante el sistema de Scheler." (Los énfasis son míos)

"Tesis II. Aunque el sistema ético creado por Scheler no se adecue fundamentalmente para interpretar la ética cristiana, sin embargo, puede servirnos como «auxiliar» para un estudio científico sobre la ética cristiana. Concretamente, nos facilita el análisis de los «hechos éticos» en el plano fenomenológico y experimental.

   "Con este método descubrimos el bien y el mal moral, vemos cómo éstos plasman las experiencias de la persona, mientras que, en cambio, no podemos definir de ninguna manera el principio objetivo por el que un acto de la persona es éticamente bueno y otro malo. Para fijar tal principio tenemos que abandonar el método fenomenológico… [y] acudir al método metafísico, que nos permite definir el orden cristiano revelado del bien y del mal moral a la luz de un principio objetivo; nos permite definirlo y motivarlo de un modo a la vez filosófico y teológico."

   Estas conclusiones presentan con absoluta claridad la definición teológico-filosófica fundamental de Karol Wojtyla al inicio de su carrera académica.

   La Tesis I, cuyo carácter fundamental es teológico, afirma un principio básico e inamovible: "la verdad fundamental de la ética cristiana proclama a la persona humana como «causa eficiente» del bien y del mal moral de sus actos". Este principio, derivado directamente de «fuentes reveladas», es reiterado por Wojtyla conforme a la teología moral de Santo Tomás de Aquino a lo largo del desarrollo de toda su obra, tanto en el orden ético como antropológico, que fueron sus especialidades.

   La Tesis II, en cambio, es de carácter estrictamente filosófico: no obstante que el sistema de Scheler «no sirve para la comprensión teológica de la ética cristiana…, puede servirnos como auxiliar para un estudio científico sobre la ética cristiana». Es decir, puede servir como instrumento filosófico de carácter estrictamente cognitivo, al servicio de la metafísica tomista.

   Aquí conviene no perder de vista que la actividad principal de Wojtyla fue siempre sacerdotal, pastoral, con una participación creciente en la jerarquía de la Iglesia – obispo auxiliar de Cracovia (1958), Arzobispo de Cracovia (1964), participación en el Concilio Vaticano II (1963-65), Cardenal (1967) – sin perjuicio alguno del notable papel que desempañara como académico de la Universidad Católica de Lublin durante 24 años, desde 1954 hasta su elección papal.

   Esto es claramente indicativo de que la lógica interna de la integración teológica-filosófica del pensamiento de Wojtyla, expresada tan nítidamente en su tesis de habilitación, permaneció sólidamente arraigada en su experiencia de vida sacerdotal y académica.

Una nueva perspectiva:
Karol Wojtyla pasa a ser Juan Pablo II

   Desde el punto de vista filosófico, todo cambió drásticamente luego de la elección de Karol Wojtyla como Papa Juan Pablo II, al conocerse la primera traducción de su obra principal, 'Persona y Acción', en su versión inglesa, 'The Acting Person', en 1979. [4]

   En tal contexto, el punto crucial de las disputas intelectuales pasó a ser la traducción inglesa – causante de numerosas críticas, debates e interpretaciones – a fin de establecer, ante todo, "la posición filosófica del Papa".

   Por su parte, el trabajo del desconocido filósofo polaco comenzó a ser visto desde otra perspectiva, en la que no solamente sus ideas, sino también la conveniencia de aparecer de acuerdo con ellas, adquirieron de inmediato, e incluso hasta el día de hoy, un nivel extraordinario.

   Ahora bien, como el Papa dejó de participar en el debate propiamente filosófico en el momento mismo de su elección, es un hecho que la definición filosófica personal de Karol Wojtyla, particularmente respecto de su obra 'Persona y Acción', quedó definida durante la década previa a su elección papal, en la que, luego de publicarla en 1969, dedicó numerosos ensayos a explicarla, desarrollarla y complementarla en diversos aspectos específicos.

   De allí que la dinámica de este hecho impide considerar a 'Persona y Acción' sólo como una obra singular, fechada en un día determinado, sino más bien como un proceso de enriquecimiento y perfeccionamiento continuo que, en definitiva, dio forma a la «antropología integral» de Karol Wojtyla, hecho que sólo vino a ser reconocido formalmente en la publicación de la edición polaca 'Persona y Acción y otros Estudios Antropológicos' de 1994.

   Esto nos permite ingresar de inmediato al tema de la tergiversación del pensamiento de Wojtyla que, a mi juicio, se llevó a cabo mediante el diseño de dos pasos estratégicos a ejecutar en la traducción italiana , 'Persona e atto' de 1999 [5], por sus editores Tadeusz Styczen y Giovanni Reale.

El primer paso estratégico:
La reducción de la antropología de Wojtyla
a su obra en italiano 'Persona e atto' de 1999

   Hasta la publicación de la traducción italiana 'Persona e atto' de 1999, el principal punto de referencia al pensamiento de Wojtyla fuera de Polonia fue la traducción al inglés de 1979, conjuntamente con las traducciones que de ella se hicieron a los principales idiomas europeos: italiano, alemán, español y francés.

   Poner fin a esa situación bien pudo haber sido el primer propósito de la estrategia de los editores de 'Persona e atto'. Sin embargo, el hecho mismo de la supresión sin explicaciones razonables de los "otros estudios antropológicos" es una clara indicación de que su primer propósito fue otro: desechar, lisa y llanamente, la posibilidad misma de considerar esos estudios antropológicos como complementarios de 'Persona y Acción'. ¿Por qué?

   Si se comparan los contenidos de dichos estudios complementarios con las conclusiones que algunos de los más destacados estudiosos del pensamiento de Wojtyla extraen precisamente de la traducción italiana 'Persona e atto' – como es el caso, en el mundo de habla castellana, de los profesores Rodrigo Guerra y Juan Manuel Burgos –, se verá que incluyen muchas diferencias verdaderamente irreconciliables, derivadas de la confrontación tomismo-fenomenología.

   Veamos un par de ejemplos.

a) Sobre la posibilidad o necesidad de una
«fusión» del Tomismo y la Fenomenología

   El Profesor Juan Manuel Burgos, en relación directa con la traducción italiana de 1999, afirma:

   "Persona y acción responde a un doble objetivo: solventar una necesidad de las investigaciones éticas [de Wojtyla], y fundir tomismo y fenomenología en una nueva formulación antropológica de cuño personalista… El segundo planteamiento procede de la necesidad de integrar la filosofía del ser y de la conciencia o, de modo más concreto, de unificar tomismo y fenomenología porque sólo de la fusión de ambas podía surgir la filosofía del futuro." [6]

   Por su parte, Wojtyla, en el Epílogo del debate sobre 'Persona y Acción, publicado en su integridad en Analecta Cracoviensia en 1973-74, nos dice:

"El proyecto de fusionar dos orientaciones filosóficas, digamos, una tomista y otra fenomenológica, la filosofía del ser y la filosofía de la conciencia, es en realidad mucho más modesto, y no tiene una dimensión 'maximalista'… En todo caso, en 'Persona y Acción', no hay forma de fusionar estas dos filosofías, y especialmente no hay manera de combinar la filosofía del ser con una filosofía de la conciencia como reducción de toda la realidad al sujeto-consciencia y sus contenidos. En 'Persona y Acción', esto no es posible de ninguna manera." [7]

   Aquí no es posible conciliación alguna.

b) Sobre el punto de partida de la filosofía de Karol Wojtyla
¿la realidad o la experiencia de la realidad?

   Al respecto, el Profesor Rodrigo Guerra nos dice:

"El método de Wojtyla no presupone ningún sistema metafísico previo, por el contrario, trata de lograr una apertura máxima a los datos presentados en la experiencia e intenta interpretarlos de una manera adecuada, es decir, verdadera." [8]

   Wojtyla agrega lo siguiente:

"Pero es sabido que esto que experimentamos y conocemos, concretamente esta realidad humana, es objetiva y realmente «anterior a nuestro conocimiento»; no la formamos nosotros al conocer, sino que la encontramos. No es la realidad la que supone al conocimiento, sino el conocimiento el que supone la realidad." [9]

   El Profesor Guerra agrega:

"Nos parece sumamente importante para el desarrollo de la filosofía como filosofía el que Wojtyla haya señalado que la vía por la que hay que proceder para descubrir qué es la persona sea precisamente la del acto que revela a la persona y no viceversa." [10]

   A lo que Wojtyla responde:

"La praxis humana [o acción], es posible en la medida que el ser humano ya existe. Sería absurdo entender el asunto al revés y aceptar algún tipo de acción subjetivamente indeterminada, que luego define o determina su sujeto." [11]

   Como se puede apreciar, en este caso el contraste no puede ser más tajante: mientras Wojtyla afirma la primacía existencial de la persona, como condición de la acción, Guerra afirman la primacía de la actividad de la persona para llegar a "descubrir" que la persona es persona. Dicho de otra manera, Wojtyla tiene como punto de partida la realidad objetiva y concreta del ser que causa la acción, mientras que, para Guerra, el punto de partida es la acción, entendida como la experiencia de la realidad, lo que, obviamente, no es lo mismo que la realidad. Experimentar el frío y el calor no es el frío ni el calor, sino una percepción subjetiva del frío y el calor.

   Así, pues, atendido el hecho de que Tadeusz Styczen conocía perfectamente la significación de los "otros estudios antropológicos", parece lógico suponer que este tipo controversias no le hayan parecido convenientes y, consecuentemente, haya decidido eliminarlas de raíz.

   Sin embargo, el solo hecho de la eliminación de los estudios complementarios no lleva a concluir, por sí mismo, que la obra Persona y Acción discrepe o tenga contradicciones sustanciales con ellos. Desde luego, su publicación conjunta en la edición polaca de 1994, indica todo lo contrario.

   Siendo así, esto nos lleva al aspecto más grave de la tergiversación del pensamiento de Wojtyla: el propósito expreso de alterar radicalmente su filosofía para ponerla al servicio de la fenomenología. ¿Cómo?

El segundo paso estratégico:
La «transformación» del pensamiento de Wojtyla

   Si no se ha sido fiel al pensamiento de Wojtyla al omitir arbitrariamente parte importante de él, ¿no resulta razonable extender la duda a la fidelidad textual de la traducción italiana, en sí misma?

   Para ello, basta con recurrir a una comparación; y la única opción disponible es cotejar la traducción italiana, 'Persona e atto' de 1999, con la traducción al inglés de 1979, utilizando como punto de partida los Indices de Contenidos.

   Una vez puestos lado a lado, los índices muestran de inmediato una diferencia notable en los títulos de la Primera Parte:

• en inglés, 'PART ONE: CONSCIOUSNESS AND EFFICACY,

• y en italiano, 'PARTE PRIMA: COSCIENZA E OPERATIVITA.

   Ciertamente, a simple vista, la palabra inglesa «efficacy» – en español, eficacia – y la palabra italiana «operatività» – en español, operatividad – no parecen ser sinónimos, mucho menos teniendo a la vista lo expuesto hasta aquí a propósito del debate tomismo-fenomenología. Más bien, su diferencia parece expresar de manera inconfundible los términos de esa confrontación:

«Eficacia» (Causalidad) — «Operatividad» (Actividad)

   La palabra polaca traducida al inglés como «efficacy» y al italiano como «operatività» es «sprawczość».

   ¿Cuál es, pues, su traducción correcta, o dicho más propiamente, cuál es su «significación» correcta?

   Un hecho absolutamente imprevisible, digamos fortuito, favorece una respuesta que no debiera estar sujeta a dudas ni controversias por provenir de una tercera traducción directamente implicada en el caso. En efecto, la traducción española 'Persona y Acción', publicada por Ediciones Palabra, Madrid, 2011, compartiendo la perspectiva de la traducción italiana, ha agregado al pie del título PARTE PRIMERA: CONSCIENCIA Y OPERATIVIDAD, (pag. 59) una nota explicativa que sólo transcribo en la parte pertinente:

"… utilizamos la palabra «operatividad» para traducir el término polaco «sprawczość», que podríamos definir como la capacidad por la que alguien puede ser autor o causante de un efecto".

   Conforme a esta nota, el significado propio de la palabra polaca «sprawczość» correspondería precisamente al concepto de «eficacia» – «efficacy» en la traducción al inglés –, pues coincide en lo esencial con la definición que de esa palabra da el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española:

• "eficacia: (del latín efficacia) capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera".

   Ambas definiciones expresan una misma idea fundamental: la capacidad de ser causa eficiente es un poder propiedad de la persona.

   Mas, ¿es correcta esta traducción? Los diccionarios y demás recursos de traducción consultados coinciden en traducir:

«sprawczość» = «eficacia»
extensivo también a «agencia» y «causalidad

   Por su parte, la palabra «operatividad», conjuntamente con «operativo» (que, a mi juicio, ayuda a su mejor entendimiento), son definidas por el Diccionario de la Real Academia Española como sigue:

• "operatividad: capacidad para realizar una función".

• "operativo, va. adj. Dicho de una cosa: Que obra y hace su efecto || 2. Preparado o listo para ser utilizado o entrar en acción.".

   Es decir, la palabra «operatividad» implica el cumplimiento o ejecución de una «actividad predeterminada». De allí que se use corrientemente en referencia a instrumentos, maquinarias, instalaciones, sistemas y otras entidades definidas a priori para cumplir funciones específicas, como: celulares, automóviles, satélites, aeropuertos, unidades policiales o de rescate, sistemas de producción, de transporte, de educación, de salud, etc., etc. Todos ellos son "operativos" en cuanto cumplen las funciones que se les han asignado.

   En cambio, el ser humano, en cuanto tal, no es «operativo», no está «diseñado» para cumplir funciones, sino que «actúa» conforme a su libre albedrío, es decir, siguiendo su propia autodeterminación.

   «Operativo» u «operatividad» no tienen relación alguna con «sprawczość»

   Así, pues, el contraste entre las palabras «eficacia» y «operatividad» es extremo y, por tanto, no son ni pueden considerarse sinónimos; la «eficacia» está centrada en el «actor», la «operatividad» lo está en la «acción»; uno es la causa, la otra es el efecto.

   La significación de este cambio es crucial: sustituir «eficacia» por «operatividad» conduce directamente a degradar, a oscurece o, incluso, a dejar fuera de consideración el concepto fundamental de "causalidad de la persona" y, con él, "la verdad fundamental de la ética cristiana, que proclama a la persona humana como «causa eficiente» del bien y del mal moral de sus actos". Este último es un principio de orden teológico del que Wojtyla nunca se apartó y, por lo tanto, está presente en el contexto de todas sus obras y sin excepción.

   Ahora bien, establecida sin lugar a dudas esta tergiversación flagrante, surge un problema adicional: la mera sustitución de una palabra por otra que la contradice – sin cambiar al mismo tiempo el sentido con que el texto fue construido originalmente –, puede conducir a confusiones inesperadas.

   Desde luego, el análisis de tales confusiones no puede reducirse a casos específicos en los que la palabra «operatividad» no calza con el sentido del texto en que se inserta, pues, de ser así, la traducción italiana no sería más que un trabajo defectuoso. Aquí, lo que realmente se necesita – para sostener el argumento que esa traducción corresponde a la significación correcta del pensamiento de Wojtyla – es una presentación del sentido «filosófico» de estas situaciones.

   Y tal es, a mi juicio, el carácter de la explicación que nos da el Profesor Juan Manuel Burgos.

   "Si nos atenemos en primer lugar a las opiniones o actitudes de Wojtyla, es evidente que no desprecia ocasión de elogiar a Tomás de Aquino y su doctrina, y se presenta en numerosas ocasiones como discípulo y seguidor suyo… Esta actitud no obsta, sin embargo, para que esos elogios estén acompañados por muchas críticas, comentarios y propuestas de rectificación. En este sentido, tampoco tiene reparos en reconocer su deuda o identificarse con posiciones fenomenológicas (realistas) y personalistas. Esta actitud «bidireccional» llega incluso, en algunas ocasiones, a dar la impresión de cierta ambigüedad calculada de tipo «político» que busca evitar confrontaciones abiertas y quedar a bien con todos. Así se explicaría, en efecto, por qué, al analizar una cuestión, comienza generalmente concediendo un valor básico a las posturas tomistas (con lo que evita las críticas de este sector), pero luego procede a una enunciación de su auténtica posición que, con frecuencia, se separa sustancialmente de las anteriores ya que son de tipo fenomenológico-personalista (con lo cual este sector de opinión queda a su vez satisfecho). Y porque alguna otra vez expone las mismas doctrinas – sin renunciar, eso sí, a los puntos que considera centrales – en una formulación más tomista o más personalista según el público al que se esté dirigiendo." [12]

   Esta explicación filosófica del problema presenta, quiérase o no, un contexto de incoherencias filosóficas que, atribuidas a inseguridades e indefiniciones intelectuales del propio Wojtyla, lo hace aparecer como un pensador confuso y oportunista, lo que, ciertamente, está muy lejos de corresponder a la verdad en vista de la evidencia aquí ofrecida. Ella demuestra fehacientemente que tales confusiones son fruto de una anormalidad, de un cambio arbitrario introducido en el texto de la traducción italiana, un cambio que altera radicalmente la inteligibilidad de su significación filosófica.

   Más grave aún es que, atribuida a Wojtyla, esta interpretación filosófica de la tergiversación no hace más que liberar de toda responsabilidad a quienes la consumaron de mala fe.

   En síntesis, la traducción italiana 'Persona e atto' de 1999, es una obra viciada por el propósito implícito y explícito de alterar el sentido y significado filosófico del pensamiento de Karol Wojtyla.

Notas

1. http://www.karolwojtylafilosofo.com/4p-4.5.html

2. KAROL WOJTYLA. La Etica y la Teología Moral. 1967. http://www.karolwojtylafilosofo.com/4p-5.2.html

3. K. WOJTYLA. 'Max Scheler y la Etica Cristiana'. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1982.

4. K. WOJTYLA, 'The Acting Person'. D. Reidel Publishing Co. Holland, 1979

5. K. WOJTYLA, 'Persona e atto. Testo polacco a fronte'. Bompiani, Milán, Italia, 2005.

6. JUAN MANUEL BURGOS VELASCO, 'Karol Wojtyla'. http://www.philosophica.info/voces/wojtyla/Wojtyla.html

7. K. WOJTYLA. 'Epílogo del debate sobre 'Persona y Acción'. 'Osoba i czyn oraz inne studia antropologiczne', p. 356. Lublin, 1994.

8. RODRIGO GUERRA, 'Volver a la Persona', p. 309. Caparrós Editores, México, 2002

9. K. WOJTYLA. 'Teoría-Praxis: un tema Humano y Cristiano'. 1976. http://www.karolwojtylafilosofo.com/4p-2.6.html

10. R. GUERRA. 'Volver a la Persona', p. 220

11. K. WOJTYLA. 'El Problema de la constitución de la Cultura a través de la Praxis Humana', 1977.
http://www.karolwojtylafilosofo.com/4p-2.3.html

12. JUAN MANUEL BURGOS, 'La Antropología Personalista de Persona y Acción' en 'La Filosofía Personalista de Karol Wojtyla'. Ediciones Palabra, Madrid, 2011, page 138.