'EL «ACTUS ESSENDI» EN KAROL WOJTYLA-JUAN PABLO II'

Angel C. Correa

(Abogado chileno, creador y editor de este sitio web)


   Este trabajo no pretende entrar en la complejidad metafísica del análisis y definición de la expresión latina «actus essendi» – que se traduce como 'acto de existir' o 'acto de existencia' –, sino, simplemente, describir el hecho de su presencia constante en el pensamiento de Karol Wojtyla, antes y después de su elección papal, lo que permite afirmar, sin dejar lugar a dudas, la unidad y coherencia de su visión teológica y filosófica fundamental.

   En esto hay que tener presente, en primer lugar, que Karol Wojtyla fue ante todo teólogo, doctorado en el Angelicum de Roma, en 1948, y posteriormente, en 1953, en la Universidad Jagelloniana, y que, como tal, dispuso de una filosofía — el Tomismo — definida precisamente por la Iglesia como el instrumento ideal para razonar la ciencia de la Revelación.

   En términos muy generales, se puede decir que, en la perspectiva filosófica tomista, los seres que integran la realidad corporal se componen de «esencia» y «existencia», significando por «esencia» aquello que la cosa es o puede ser — por ejemplo, lápiz, es decir, una naturaleza común a todos los lápices —, y por «existencia» el hecho o, más propiamente, acto de existir de esa cosa – este lápiz con que estoy escribiendo –, lo que permite decir que la esencia o naturaleza del 'ser lápiz' es universal o abstracta en nuestra mente, mientras que la existencia de 'este lápiz' es individual o real y concreta fuera de nuestra mente, en la realidad. Ahora bien, no obstante la clara diferencia entre ambos conceptos, es evidente que se trata de dos aspectos de una misma cosa – dos aspectos del ser –, que se han distinguido precisamente para facilitar el debido entendimiento de su unidad.

   En esta perspectiva se da el caso de filósofos tomistas que limitan su reflexión a las esencias, esto es, al ámbito de la mera abstracción, mientras que otros, como Maritain, Gilson y, ciertamente, Wojtyla — preocupados de los seres humanos reales y concretos — enfatizan la existencia como manifestación fundamental del realismo filosófico, sin negar con ello la presencia ineludible de la esencia, pues sin ella la existencia no tiene lugar.

   Veamos brevemente algunas de las manifestaciones principales del «actus essendi» o 'acto de existir', como concepción básica del pensamiento de Karol Wojtyla-Juan Pablo II.

   1. Al incorporarse a la Universidad Católica de Lublin (KUL) en 1954, Wojtyla se encontró de inmediato en la condición de miembro de un equipo de filósofos — junto a Stefan Swiezaswski, Jerzy Kalinowski y Mieczyslaw Albert Krepiec — que construían, en un clima de gran inquietud intelectual, la definición filosófica de la única universidad católica existente detrás de la Cortina de Hierro, con todas las limitaciones y amenazas que implicaba el totalitarismo comunista.

   El primer acuerdo básico de los fundadores de la Facultad de Filosofía fue precisamente el reconocimiento de la primacía de la metafísica del ser existente, en la que se enraíza el concepto de «actus essendi». He aquí como describe este acuerdo Stefan Swiezawski, el más antiguo fundador de la Facultad:

   "El punto más básico de nuestro acuerdo fue que todos veíamos el realismo metafísico, la metafísica del ser concretamente existente, teniendo la primacía entre todas las disciplinas filosóficas. Este principio fue reconocido por el metafísico Krapiec, por el lógico y filósofo de la ley Kalinowski, por el eticista Wojtyla y por mi, historiador de la filosofía. Y aunque, bajo un análisis más cercano, la existencia se presentaba a cada uno de nosotros bajo una luz más o menos diferente, sin embargo, este básico realismo, me atrevo a decir: este realismo radical, fue el común denominador inconmovible de nuestras convicciones filosóficas." [1]

   Este hecho es reconocido por la propia Universidad Católica de Lublin, cuando señala:

   "La Facultad de Filosofía de la Universidad Católica de Lublin (KUL) es reconocida como el lugar en que se formó la Escuela Polaca de Filosofía Clásica, también conocida como la Escuela de Filosofía Clásica de Lublin. Entre los pensadores más distinguidos que formaron y definieron esta Facultad se encuentran: Karol Wojtyla (Papa Juan Pablo II, que se dempeñó como profesor de la Facultad durante más de 20 años); Stefan Swiezawski, Stanislaw Kaminski y Mieczyslaw Albert Krapiec O.P." [2]

   Así, pues, no puede caber duda alguna que, en el desarrollo de su visión filosófica en el contexto de la Facultad de Filosofía de Lublin, Wojtyla consolidó su adhesión al carácter existencial del Tomismo.

   2. ¿Cómo se expresa dicho acuerdo en lo existencial en la perspectiva ética de Karol Wojtyla? He aquí como él mismo lo explica:

   "El concepto aristotélico de bien fue objeto de una reconstrucción en la visión de Santo Tomás, que dio prioridad al aspecto existencia, de manera que el concepto tomista de bien puede ser llamado propiamente «existencial».

   "La existencia es un bien, y es imposible pensar que un ser pudiera no tener existencia (esse). Consecuentemente, cada ser es un bien precisamente porque tiene existencia. Lo que determina un bien es, en primer lugar, su mera existencia. La existencia es primeramente aquello a través de lo cual un ser es un ser, y esta es, en sí misma, su perfección fundamental. Por eso, cada ser ama su existencia y se esfuerza en preservarla. Mas, la existencia es también la base principal para predicar la bondad de las cosas: todo es bueno en la medida que existe. Porque Dios es una plenitud incondicional de existencia, Dios es el Bien absoluto." [3]

   En cuanto a la idea de «actus essendi» Wojtyla la expresó — por medio del término latino «operari sequitur esse» — en relación directa a la eficacia o causalidad del ser existente en todo el accionar . He aquí su descripción al respecto en su obra principal 'Persona y Acción' de 1969.

   "Entre existir y actuar hay un estrecho vínculo que constituye el tema de uno de los más básicos principios de la comprensión del hombre. El Filósofo lo expresó en la siguiente frase: «operari sequitur esse», que podríamos expresar quizá del siguiente modo: algo debe primero existir para que después pueda actuar. El esse – existencia – se encuentra en el origen de la acción y se encuentra también en el origen de todo aquello que pueda suceder en el hombre; se encuentra en el inicio de cualquier dinamismo humano." [4]

   Y más adelante, a propósito de este mismo principio, en su ensayo 'La Persona: Sujeto y Comunidad', de 1976, Wojtyla dejó constancia expresa no sólo de la íntima relación de los términos «operari sequitur esse» y «actus essendi», sino que los aplicó a la significación de fondo de su obra principal 'Persona y Acción':

   "En su concepción básica, todo el libro 'Persona y Acción' está enraizado en la premisa «operari sequitur esse»: el 'acto de existencia' personal tiene su consecuencia directa en la actividad de la persona (esto es, en la acción)." [5]

   3. Más adelante, en el primer año de su pontificado, con motivo de celebrarse el primer centenario de la encíclica 'Aeterni Patris', del Papa León XIII, en el llamado Discurso Angélicum', declaró:

   "6… La filosofía de Santo Tomás merece estudio atento y aceptación convencida por parte de la juventud de nuestro tiempo, por su espíritu de apertura y de universalismo, características que es difícil encontrar en muchas corrientes del pensamiento contemporáneo… Esta apertura tiene su fundamento y su fuente en el hecho de que la filosofía de Santo Tomás es filosofía del ser, esto es del «actus essendi», cuyo valor trascendental es el camino más directo para elevarse al conocimiento del Ser subsistente y Acto puro que es Dios. Por este motivo, esta filosofía podría ser llamada incluso filosofía de la proclamación del ser, canto en honor de lo existente."

   Y acto seguido explicó su significación práctica:

   "7. ¿Acaso se deberá temer que la adopción de la filosofía de Santo Tomás haya de comprometer la justa pluralidad de las culturas y el progreso del pensamiento humano? Semejante temor sería manifiestamente vano, porque la "filosofía perenne", en virtud del principio metodológico, según el cual toda la riqueza de contenido de la realidad encuentra su fuente en el «actus essendi», tiene, por así decirlo, anticipadamente el derecho a todo lo que es verdadero en relación con la realidad.

   "Recíprocamente, toda comprensión de la realidad — que refleje efectivamente esta realidad — tiene pleno derecho de ciudadanía en la "filosofía del ser", independientemente de quien tiene el mérito de haber permitido este progreso en la comprensión, e independientemente de la escuela filosófica, a la que pertenece. Las otras corrientes filosóficas, por tanto, si se las mira desde este punto de vista, pueden, es más, deben ser consideradas como aliadas naturales de la filosofía de Santo Tomás, y como partners dignos de atención y de respeto en el diálogo que se desarrolla en presencia de la realidad y en nombre de una verdad no incompleta sobre ella." [6]

   4. Tres años más tarde, al conmemorarse en 1982 el primer centenario del nacimiento de Jacques Maritain, Juan Pablo II repitió textualmente parte de la cita precedente como sigue:

   "Jacques Maritain consideró la investigación filosófica como una «sabiduría de la razón no cerrada sino abierta a la sabiduría de la gracia». Apertura y capacidad de recepción que lo llevó a la universalidad de la filosofía del ser, a esa filosofía del «actus essendi», cuyo valor trascendental es ser la vía más directa para elevarse al conocimiento del Ser subsistente y Acto puro que es Dios.

   "Más que ningún otro elemento, Jacques Maritain puso en evidencia esta intuición central de la filosofía de Santo Tomás, que merece, en este sentido, ser llamada «filosofía de la proclamación del ser», «himno en honor de la existencia». (Discurso 'Angelicum)." [7]

   A nuestro entender, esto implica, de hecho, un reconocimiento implícito de la influencia que ejerciera la visión existencial de Maritain en la definición y desarrollo del Tomismo de Lublin.

   5. Pero la mayor significación de esta convicción del Pontífice filósofo, la constituye el hecho de haberla hecho parte de su gran encíclica 'Fides et ratio' de 1998:

   "97… En el marco de la tradición metafísica cristiana, la filosofía del ser es una filosofía dinámica que ve la realidad en sus estructuras ontológicas, causales y comunicativas. Ella tiene fuerza y perenne validez por estar fundamentada en el hecho mismo del ser, que permite la apertura plena y global hacia la realidad entera, superando cualquier límite hasta llegar a Aquél que lo perfecciona todo. (115)

   [Nota] "115. Cf. Discurso al Pontificio Ateneo « Angelicum », 6, (17 de noviembre de 1979)."[8]

   La trascendencia de esta referencia es enorme, porque incorpora a la encíclica un reconocimiento expreso de la doctrina del «actus essendi», puesta en evidencia principalmente por Maritain y Gilson, que es la que define el llamado Tomismo Existencial. Esto es algo inusitado, porque, como explica John F. X. Knasas, destacado filósofo tomista contemporáneo, las encíclicas papales precedentes dedicadas al estudio de Santo Tomás "se limitaban a presentarlo como un modelo o un caso ideal a seguir por los intelectuales católicos en sus esfuerzos por armonizar la fe y la razón. 'Fides et ratio' rompe con el molde de esas encíclicas". Y en seguida explica tal rompimiento:

   "Si la memoria no me engaña, ésta es la primera recomendación papal, en una encíclica, de una doctrina filosófica tomista específica, a saber, la doctrina del 'actus essendi' sobre lo que se entiende por existencia de la cosa." [9]

   Como se puede apreciar, Karol Wojtyla mantuvo durante toda su vida de filósofo, que se extendió como substrato intelectual durante todo su Pontificado, el principio básico del «actus essendi». Y no sólo eso, sino que, además, como Pontífice, se preocupó de incorporarlo como parte de la enseñanza magisterial de la Iglesia.

NOTAS

1. Stefan Swiezaswski. Karol Wojtyla at the Catholic University of Lublin. 1987 en 'Person and Community'. Peter Lang, 1993, pag.IX.

2. www.kul.pl

3. Karol Wojtyla, 'On the Metaphysical and Phenomenological Basis of the Moral Norm', 1959, en 'Person and Community'. Peter Lang, 1993, pag. 74

4. Karl Wojtyla. 'Persona y Acción'. Ediciones Palabra, 2011, pag. 128

5. Karol Wojtyla, 'The Person: Subject and Community', 1974, en 'Person and Community'. Peter Lang, 1993, pag. 260

6. Juan Pablo II, Discurso al Pontificio Ateneo « Angelicum »,# 6, (17 de noviembre de 1979).

7. Juan Pablo II. Mensaje al Rector de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, con motivo de conmemorarse del primer centenario del nacimiento de Maritain. Octuble 1982.

8. Juan Pablo II. Encíclica 'Fides et ratio', #97. 1998.

9. John F.X. Knasas. 'Being & some 20th Century Thomists'. Fordham University Press, New York, 2003, p. 313